OTROS...
LA DEUDA Y EL LOBO Antes, no hace muchas décadas, se vivía con lo que se tenía, con los recursos propios disponibles, con los beneficios obtenidos por el trabajo o lo que el sueldo alcanzaba. Entonces, la gran mayoría del pueblo no pensaba en lujos y extravagancias, sino en aquello indispensable para vivir: la vivienda, la comida, la ropa y los utensilios necesarios para el desarrollo de sus actividades. La existencia era mucho más sencilla, más simple, más humana, una existencia más compartida y más cooperativa, donde el núcleo familiar era muy fuerte, y hasta los vecinos y amigos se sentían mucho más cercanos, eran alguien en quien podíamos apoyarnos y con quien se podía contar. En pocos años irrumpieron las sucursales, los bancos y las entidades financieras, como hormigas al levantar una piedra. Los medios de comunicación nos bombardearon con anuncios de viajes fascinantes, con la compra de electrodomésticos, con autos nuevos, con viviendas en primera línea de playa,